Hay cosas que no pueden faltar

Jesús declaró: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5) 

En cada cultura, hay elementos que son más que simples tradiciones culinarias; son símbolos de identidad y pertenencia.

Para un argentino, el día no está completo sin compartir un mate; en Costa Rica, el Gallo Pinto es el alma del desayuno; en Venezuela, las arepas son el corazón de cada mesa; en El Salvador, las pupusas representan la unión familiar; en Nicaragua, el indio viejo es sinónimo de tradición; y en Colombia, el sancocho es el plato que reúne a todos.

Así también podríamos nombrar al resto de los países que componen nuestro Territorio Norte de Latinoamérica: Cuba; Panamá; República Dominicana; Honduras y Guatemala. En cada país, en cada cultura hay cosas que NO pueden faltar porque son parte de su identidad… son alimentos que no solo satisfacen el hambre, sino que nutren el cuerpo humano, fortalecen las tradiciones y afianzan las relaciones.

De manera similar, hay elementos esenciales para nuestro cuerpo físico: el aire que respiramos, el agua que bebemos y el alimento que nos nutre. Estos tres No pueden faltar. Sin ellos, nuestro cuerpo se debilita y eventualmente morimos. Son vitales para nuestra vida física, así como la presencia de Dios es indispensable para nuestra vida espiritual.

La Palabra de Dios como alimento espiritual: Médicamente, se sabe que un ser humano promedio puede sobrevivir entre 30 y 60 días sin comer. Sin embargo, nuestra existencia no se limita a lo físico; somos seres espirituales que requieren alimento para el alma. Jesús nos recuerda en Mateo 4:4: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” 

Así como el cuerpo necesita nutrientes para mantenerse fuerte, nuestro espíritu necesita la Palabra de Dios para fortalecerse y crecer. Sin dedicar tiempo a la oración y al estudio de las Escrituras, nuestra fe se debilita y nuestra conexión con Dios se erosiona.

Imagina intentar cargar tu teléfono una vez al mes y esperar que funcione perfectamente todo el tiempo. De la misma manera, nuestra alma necesita una recarga diaria a través de la Palabra de Dios para funcionar plenamente.

El agua viva que sacia nuestra sed espiritual: La supervivencia sin agua es mucho más corta; un ser humano puede vivir generalmente entre 3 y 7 días sin agua, dependiendo de factores como la temperatura y la actividad física. 

Jesús, al hablar con la mujer samaritana, le dijo: “Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Juan 4:14)

Esta agua viva que Jesús ofrece representa Su presencia constante en nuestras vidas, una fuente inagotable que refresca nuestra alma y nos da propósito y dirección.

Piense en un jardín en pleno verano. Sin riego constante, las plantas se marchitan y mueren. Nuestra vida espiritual, sin la presencia de Dios, se seca y pierde vitalidad.

El Espíritu Santo como nuestro aliento de vida: La falta de oxígeno es letal en cuestión de minutos; el cerebro sufre daño irreversible después de 3 a 5 minutos sin oxígeno, y la muerte ocurre aproximadamente a los 10 minutos.

Jesús nos dice en Juan 6:63: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” 

El Espíritu Santo es nuestro aliento espiritual. Sin Él, nuestra vida cristiana se vuelve árida y sin propósito. Deberíamos clamar diariamente: “Espíritu Santo, te necesito como el aire que respiro.”

Así como un músico necesita aire para tocar un instrumento de viento, nosotros necesitamos al Espíritu Santo para que nuestra vida emita la melodía que Dios ha compuesto para nosotros.

Jesús declaró: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5) 

Al igual que una rama no puede sobrevivir separada de la vid, nuestra vida espiritual se marchita cuando nos alejamos de Dios. Podemos intentar llenar ese vacío con logros, placeres o distracciones, pero nada puede sustituir nuestra profunda necesidad de Su presencia. Sin la presencia de Dios, estamos incompletos.

Dios no es un complemento en nuestra vida; Él es nuestra fuente de vida. Hay cosas que no pueden faltar y Dios es indispensable para nuestra alma. No permitamos que nada nos aleje de Él.

Oración: Señor, reconozco que sin Ti no puedo vivir. Tú eres mi sustento, mi fuerza y mi esperanza. Ayúdame a buscarte cada día, a depender de Ti en todo momento y a nunca permitir que Tu presencia falte en mi vida. Amén.

Un abrazo de bendición,

Coronel Leonardo Fernandez

One thought on “Hay cosas que no pueden faltar

  1. Sin su presencia, no tenemos razón de vivir.
    Gracias Coronel por esta reflexión, bendice mi vida.
    Dios le continue bendiciendo.

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