PERSONAS

Desde el Cuartel Territorial, Costa Rica, septiembre de 2025.

Queridos Salvacionistas,

Escribimos con gratitud a Dios por sus vidas y ministerios, compartiendo algunas reflexiones en la confianza que tenemos, de que nos ayuden a seguir sirviendo con amor y fidelidad en medio de los desafíos que enfrentan nuestras diversas responsabilidades.

En este mes estamos pensando juntos en las personas – nuestro llamado, nuestra misión y el centro del corazón de Dios – a través de algunas preguntas que pueden guiarnos en la oración y la acción pastoral.

¿Por qué las personas son importantes?

Las personas son el centro de la creación de Dios y el motivo de la redención en Cristo. Jesús mismo dijo: «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.» (Lucas 19:10).

Cada vida tiene un valor eterno, porque fuimos creados a Su imagen (Génesis 1:27) y rescatados con la sangre preciosa de Cristo (1 Pedro 1:18-19). Por eso, en nuestro ministerio, nunca podemos perder de vista que cada persona cuenta y merece ser amada y atendida.

Si en algún momento te has sentido un número, una estadística u otra persona más entre tantas, déjanos recordarte que TU ERES ESPECIAL para Dios y para nosotros. Como cristianos y líderes, quizás, no siempre estamos a la altura de las circunstancias, pero siempre debemos estar dispuestos a dar la milla extra para hacer nuestro mejor.

¿Cómo podemos ayudar en la economía?

No predicamos una fe basada en el enriquecimiento material, sino en la fidelidad de Dios que provee lo necesario. El apóstol Pablo nos recuerda: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.» (Filipenses 4:19).

Como iglesia, podemos acompañar enseñando principios de mayordomía responsable, fomentando la solidaridad entre hermanos (Hechos 2:44-45), y siendo sensibles a quienes atraviesan necesidades. La ayuda práctica, combinada con oración y consejo, refleja el amor de Cristo de manera tangible.

Si podemos debemos hacerlo. Tenemos la responsabilidad de ser sensibles con los miembros del cuerpo de Cristo que más necesitan, pero no se trata solo de dar, sino también de formar y desarrollar habilidades que nos ayuden a ser libres financieramente de las ataduras de la pobreza y la marginalidad. Somos coherederos con Cristo (Romanos 8:17) ¡las puertas de los cielos están abiertas para nosotros!.

¿Cuándo ser de bendición?

A veces los desafíos parecen tan grandes que sentimos que no podemos hacer mucho. Pero la Escritura nos anima a comenzar con lo que sí está a nuestro alcance: «En cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.» (Mateo 25:40).

Un gesto de apoyo, una palabra de ánimo, un plato de comida compartido, una oración en medio de la desesperanza, una pequeña ofrenda de amor… cada acción cuenta y abre una ventana para que la gracia de Dios se manifieste. El Señor no nos pide hacer lo imposible, sino ser fieles en lo que podemos dar.

Si fuimos bendecidos en algún momento de nuestras vidas por otras personas, ahora también debemos ser de bendición para otros. Una pequeña semilla puede ser el inicio de una gran cosecha. El apóstol Pablo aconsejó a la iglesia: «Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.» (1 Corintios 16:2).

¿En medio de tantas dificultades?

Nuestra esperanza no está en las circunstancias, sino en Cristo resucitado.

El apóstol Pablo declara: «Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva.» (1 Pedro 1:3).

Predicar la esperanza significa recordar a nuestro pueblo que Dios sigue siendo fiel, que Su Espíritu nos fortalece cada día, y que nada nos podrá separar de Su amor (Romanos 8:38-39).

Si nos enfocamos en nuestras debilidades, si miramos todos nuestros problemas, si quitamos la mirada de Jesús entonces como Pedro nos hundiremos en las aguas en medio de la tormenta.

Amar como Cristo no es solo palabras, sino servicio y sacrificio. Significa escuchar con empatía, perdonar cuando cuesta, acompañar en el dolor y celebrar las victorias de los demás. Cuando la iglesia ama de esta manera, se convierte en un testimonio vivo del Reino de Dios (1 Juan 3:18).

Conclusión

Queridos Oficiales y Salvacionistas, nuestro llamado a ser “El Ejército de Salvación” no es fácil, pero es santo y glorioso. Servimos a un Dios que ama a las personas profundamente y que nos ha confiado la misión de cuidarlas, guiarlas y levantarlas en medio de sus luchas.

Como dijo nuestro fundador: “Ve directo por las almas, y ve por las peores.” Sigamos trabajando con fe, sabiendo que nuestro esfuerzo en el Señor no es en vano (1 Corintios 15:58). Aunque las pruebas sean muchas, también lo son Sus misericordias, que se renuevan cada mañana (Lamentaciones 3:22-23).

Que la paz de Cristo les sostenga y el gozo del Espíritu Santo les fortalezca para seguir cuidando de Su rebaño con amor y esperanza.

Con amor y respeto por cada uno de ustedes,

Coroneles Evangelina y Leonardo Fernández
Ejército de Salvación – Territorio Norte de Latinoamérica

3 thoughts on “PERSONAS

  1. Debemos ser un canal de bendición para el prójimo, Dios quiere que cumplamos su propósito velando por aquellos que nos necesitan.

    Palabra de bendición!

    Dios les bendiga Coroneles y les siga dando sabiduría.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »