LA BIBLIA

Desde el Cuartel Territorial, Costa Rica, octubre de 2025

Queridos Salvacionistas:

Con mucho cariño les escribimos para recordarles algo sencillo y profundo: la Biblia es la voz de Dios hablándonos hoy. El salmista lo expresó claramente: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105). Y Jesús mismo afirmó: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4).

La Escritura es alimento diario que nos sostiene, consuela y transforma. Pablo nos asegura que “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil” (2 Timoteo 3:16), y Hebreos nos recuerda que es viva, como una espada que llega al corazón (Hebreos 4:12). No es un libro cualquiera, ni una reliquia del pasado. Es voz viva, es aliento de Dios que todavía habla con ternura, firmeza y esperanza.

Como Territorio Norte de Latinoamérica, debemos reconocer un desafío que enfrentamos en esta parte del mundo: muchas personas no tienen incorporado el hábito de la lectura bíblica. Encuestas revelan que, aunque el 88% de los latinoamericanos afirma tener una Biblia en casa, menos de la mitad la lee con regularidad, y un 26% la abre raramente o nunca. Entre los jóvenes y adolescentes cristianos en América Latina, solo alrededor del 12% afirmó leer la Biblia todos los días, lo que pone en perspectiva la necesidad de cultivar este hábito entre nuestras familias y ministerios.

Nuestra primera doctrina afirma: “Creemos que las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento fueron dadas por inspiración de Dios, y que sólo ellas constituyen la regla divina de fe y práctica cristianas”.

Imaginemos por un momento lo que pasaría si en cada hogar cristiano se dedicaran quince minutos diarios a leer la Biblia juntos: las discusiones familiares tendrían más espacio para el perdón, las noches se llenarían de paz en lugar de ansiedad, y los niños crecerían escuchando promesas que les darán seguridad y esperanza. La Palabra sembrada en la mesa de la casa puede florecer en generaciones enteras.

Como Oficiales, les confesamos que los momentos más luminosos del día son cuando abrimos la Escritura y dejamos que el Espíritu Santo hable a nuestro corazón. A veces es corrección, otras veces consuelo, pero siempre es encuentro con Dios. Y ese encuentro está al alcance de cada uno de nosotros.

Al cierre de esta carta, les animamos con todo nuestro corazón: hagamos de la Biblia nuestra compañía diaria. No se trata de leer por obligación, sino de abrir el corazón al Dios que nos ama. Comencemos poco a poco: un salmo por la mañana, unas palabras de Jesús al anochecer. Lo importante no es la cantidad, sino la constancia y la disposición para dejar que la Palabra moldee nuestra vida.

“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4).

Cultivemos, sembremos y dediquemos tiempo a la lectura de la Palabra de Dios… la promesa es que esta no volverá vacía.

Con bendición y amor fraternal,

Coroneles Evangelina y Leonardo Fernández
Ejército de Salvación – Territorio Norte de Latinoamérica

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