En las Manos del Maestro

Mini Campamento de los Ministerios Femeninos – División de Costa Rica


«Pero ahora, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros el barro, y tú el que nos formaste;
así que obra de tus manos somos todos nosotros.»  Isaías 64:8

El reciente Mini Campamento de los Ministerios Femeninos fue más que un evento: fue un espacio de encuentro con el Señor, donde cada mujer pudo reconocer que su vida está en las manos del mejor artesano: nuestro Dios.

Bajo el tema «En las manos del Maestro: la vida de la mujer moldeada por Dios», reflexionamos juntas sobre cómo el Señor nos forma con amor, propósito y paciencia, incluso en los momentos más difíciles.

Este mensaje no solo nos animó, sino que también nos recordó que Dios sigue trabajando en nosotras. Comparto este mensaje especial para las mujeres de fe. Porque, ¿quién de nosotras no ha sentido en algún momento que la vida nos está moldeando, presionando, o que necesitamos ser renovadas por completo? 

La vasija que somos: nuestra fragilidad y propósito 

La Biblia nos compara con vasijas de barro (2 Corintios 4:7). El barro es un material sencillo, frágil, e imperfecto. Así somos nosotras. Podemos ser frágiles, con grietas causadas por las heridas del pasado, las decepciones, los errores propios y ajenos. Como mujeres, a veces queremos mostrarnos fuertes, sin grieta alguna; pero el Señor conoce nuestra verdadera condición. 

Sin embargo, ¡qué hermoso es saber que el Señor no desecha el barro imperfecto! ¡Él lo toma y lo convierte en una obra con propósito! El Alfarero no trabaja al azar. Cada vasija tiene un diseño: una puede ser para contener agua, otra para servir en la mesa, otra para adornar el hogar. Así también Dios nos forma con un propósito único: ser instrumentos para Su gloria, reflejar Su amor, servir y bendecir a otros

¿Estás reconociendo ante Dios tus fragilidades y permitiendo que Él les dé un propósito? 

El torno donde giramos: los procesos de la vida 

El torno gira… y el barro parece estar en constante movimiento. Así es nuestra vida: a veces sentimos que todo da vueltas, que no hay estabilidad. Los cambios, las pruebas, los desafíos parecen confundirnos. Pero en ese girar del torno, el Alfarero pone Sus manos amorosas, guiando cada movimiento. 

Ese proceso puede doler. A veces el Alfarero presiona, corrige una forma que no es útil, quita el exceso, endereza lo torcido. Tal vez en este tiempo sientas que Dios está trabajando en un área específica de tu vida: tus palabras, tus relaciones, tus pensamientos, tu carácter. 

¿Estás resistiendo el proceso o confiando en que el Señor sabe lo que hace? 

Las manos del Alfarero: amor que transforma 

Las manos del Alfarero no son manos bruscas ni descuidadas. Son manos que conocen el barro, que saben cómo tratar cada imperfección sin romper la pieza. ¡Qué tierno es pensar en las manos de nuestro Dios! que nos rodean. Son manos que crean, que sostienen, que protegen, que restauran. 

Querida hermana, tal vez hoy necesites recordar que estás en buenas manos. Aunque no entiendas todo lo que sucede, y aunque el torno de la vida gire rápido, el Señor no suelta la obra de Sus manos hasta terminarla. 

Hoy el Señor nos llama a rendirnos de nuevo en Sus manos. A permitir que Él nos siga moldeando, porque su obra no está terminada. Dios sigue trabajando porque… 

Él quiere hacer de ti y de mi una vasija que no solo contenga Su gloria,
sino que la derrame en su casa, en su trabajo, en su comunidad. 

Un llamado a rendirse nuevamente

Concluimos el mini campamento con una oración de entrega: “Señor, moldea mi vida. Quita lo que no te agrada y añade lo que necesito para ser una vasija de honra. Hazme útil para Tu gloria y ayúdame a llevar Tu luz a donde haya oscuridad.” Pero este no fue el cierre de una actividad, sino el inicio de un nuevo compromiso: vivir cada día como barro dispuesto a ser moldeado por el Maestro.

Agradecimiento pastoral

Quiero expresar un profundo agradecimiento a la Mayora María Eugenia Obando por su liderazgo sensible a la voz de Dios, por su entrega incansable y por su amor genuino hacia las mujeres de la División de Costa Rica. Su visión, su fe y su ejemplo han sido inspiración para cada una de nosotras.

También damos gracias a todo el equipo divisional de trabajo, quienes, con dedicación, servicio y espíritu de unidad, hicieron posible este Mini Campamento. Desde la planificación hasta cada detalle de logística, todo se realizó con excelencia y un corazón dispuesto a servir al Señor.

Dios les recompense abundantemente y continúe usando sus vidas como instrumentos de honra, llevando esperanza y restauración a muchas más mujeres.

Coronela Evangelina Costen de Fernandez

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